martes, 7 de abril de 2009

VISITA DE LA BALLENA.



He aquí una ballena ha venido a visitarme.
Desde lejanas regiones del mar ha venido a visitarme
Y me saluda con tres surtidores de niebla,
Deteniéndose a la entrada de mi cueva para pedir audiencia.

Acudo a recibir a la ballena (a quien Dios salude) y
Habiendo entrado ambos en intimidad inmediatamente,
Como dos amigos que se conocen desde hace años,
Le hablo de mi juventud en una gruta
Del alto pico del Aconcagua,
Y de la salida del sol detrás de mis orejas,
Y, dándole palmaditas en su impenetrable piel,
Nos reímos como dos amigos,
La ballena, bus de los mares,
Y yo que recibo su visita a la entrada de mi cueva;
Y charlamos hasta el atardecer, descanso sobre
El brillante tapiz de las arenas penetradas de luz.

Ella me cuenta lo que ha visto
en las profundidades de los océanos,
Los náufragos viviendo en los barcos sumergidos y
Sus extrañas costumbres,
Y lo que sucede en el mar durante la noche.

Después de que la ballena ha hecho uso de la palabra
Según las leyes de la hospitalidad
Y de las normas que rigen los actos de los visitantes,
Yo comienzo a hablarle de las profundidades de mi alma,
Y cuando hago una pausa a la hora del crepúsculo
No me responde.
Entonces la arrastro y la deposito a la orilla del mar.
Para que éste la recoja
Y al alba, cuando la marea se retira, la despido con
Una mano en alto.

La ballena, a quien Dios respete y salude, se aleja
Rápidamente mar afuera y va a estrellarse contra el
Disco del sol que acaba de aparecer en el horizonte;
Dando la espalda a ese espectáculo, regreso a la
Cueva para besar los escorpiones de mi angustia,
¡Oh Monstruo que me habéis recluido en este monte
A fin de proteger al mundo de mi extraña maldad!